Jesuitismo y noesis: en defensa del indefenso

8 Sep

A todos los profesores sacrificados en la Universidad Javeriana

En sus rasgos fundamentales, el análisis noético es un proceso crítico para entender la  realidad que confronta el clima de opinión reinante con una explicación científica sobre la estructura de la realidad. En el horizonte de la filosofía política clásica, su método no es exclusivamente empirista, ya que reconoce que la facultad más alta del hombre es el intelecto, que le permite descubrir principios y “esencias” o constantes constitutivas de la realidad humana, tanto de orden perceptivo como no perceptivo, condición básica para establecer una disciplina científica.  La noesis no debe confundirse con la razón (dianoa), ya que el intelecto o capacidad intelectiva no funciona mediante la formulación de conceptos abstractos que llevan por esta vía a una conclusión obtenida mediante la razón deductiva al estilo de Aristóteles, Santo Tomás o en las vías ya perversas del jesuitismo descrito por Alexander Soloviev, y que él identifica como uno de los peores males de occidente (2006), pues el mensaje de amor del evangelio, se transformó en el mensaje de poder de la razón reducida al método de los ejercicios espirituales ignacianos, con los que se pretendió darnos la sensación ―por la vía de un método que tenía que estar a tono con su tiempo y que en el fondo fue una respuesta a la mentalidad cartesiana que se impuso en la experiencia existencial de las sociedades europeas de la ilustración y de la modernidad, imponiéndose a la fuerza la mimesis del poder, oculto detrás del evangelio― de “experimentar” a Dios en nuestras vidas[1]; para la ciencia política, en nuestra propia interpretación, eso implicó el que se constituyera el poder en su principal objeto de estudio. Por el contrario, la noesis-intelección, en el campo de lo político, incorpora la experiencia, la intuición, el sentido común y la cognición simple para relacionarse con la realidad de manera directa. El empirismo de Voegelin, como nos lo indica el profesor Ellis Sandoz,  insiste en tomar en cuenta el rango total de la experiencia humana-simbolización, acentuando los logros formativos más altos de la diferenciada realidad humana (1999, 146-149). La búsqueda de la verdad exige el máximo respeto por todos los testimonios relevantes que en el record cultural de la humanidad y en sus experiencias aún vivas, las diversas sociedades y civilizaciones han desarrollado en sus búsquedas políticas. Por lo tanto, el empirismo, tiene que superar el aire intelectualizado que ha marcado a las disciplinas sociales en los últimos dos siglos y por lo tanto, y aquí volvemos a parafrasear a Sandoz, incorporar experiencias cardinales fundamentales de orden no sensitivas como la moral, la religiosidad, la estética, la mística, la vida noética y la representación.

Una interpretación del jesuitismo como respuesta académica a la barbarie que dicho orden proyecta en la  realidad: A diferencia de la defensa de la mujer adultera realizada por Jesús,  el  jesuitismo hubiera optado por el diálogo mimético  con los victimarios o se hubiera unido a los acusadores para mantener su orden, amparados en la utilización de conceptos mal entendidos como los de subsidaridad, paz, mantenimiento del orden social, etc. En  Jesús, dicha actuación era imposible; para el jesuitismo, el disfrazarse con el ropaje del otro es un camino mimético para la realización de sus empresas incestuosas, lo que hace que ellas estén repletas de violencia sacrificial y linchamientos de inocentes; se reproducen las injusticias más atroces de siempre, representadas en los juicios emblemáticos sin argumentos contra el hombre honesto y veraz representado en la figura mítica de  Sócrates; los  juicios del jesuitismo representan  todo lo contrario a la justicia, la veracidad y la honestidad; el jesuitismo  borra por sus alianzas criminales, toda coherencia y principios  contenidos en los discursos referidos a la promoción de la justicia y del servicio de la fe, que presuntamente constituyen el núcleo sano de dicho movimiento. Nuestra interpretación jamas podrá superar las palabras del apóstol Pablo al referirse a dichas institucionalidades  (1Co 6:9-10; 1Co 10:6-14)   Para la ampliación de la idea en su materialización institucional en Colombia y sus formas de adoctrinamiento véanse: Felipe Cárdenas. Los silenciamientos de la ciencia ambiental: una reflexión crítica sobre estructuras de opresión. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Madrid: Universidad Complutense, 16 (2007)2.

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